Cuando pierdes el tiempo al teléfono, cuando los minutos pasan sin que te des cuenta, cuando las palabras no tienen sentido, cuando piensas que si alguien te escuchara creería que estás loco, cuando ninguno de los dos tiene ganas de colgar, cuando después de que él ha colgado compruebas que lo haya echo de verdad, entonces estás perdida. O mejor dicho, estás enamorado, lo que, en realidad, es un poco lo mismo...
Tambien hay que añadir el mal de amores. Y no se cura fácilmente. No existen medicinas. Ni remedios. No se sabe cuándo pasará. Ni siquiera se sabe cuánto duele. Sólo el tiempo lo cura. Mucho tiempo. Porque cuanto mayor ha sido la grandeza del amor, tanto más largo resulta el sufrimiento cuando éste se acaba.Es como en las matematicas: se trata de magnitudes directamente proporcionales. Matemática sentimental. Y, por desgracia, en esta materia, podría sacar ahora un diez.
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